El viaducto del Paseo Arco de Ladrillo en Valladolid abrirá de nuevo al tráfico en su totalidad el próximo viernes. Este reencuentro con la normalidad, después de un año de obras, traerá alivio a quienes transitan por esta importante vía de la ciudad.
Las obras, con un coste de 2,3 millones de euros, se acercan a su finalización con la retirada de los bloques de hormigón. Los trabajos de pavimentación comenzarán el domingo por la noche con la intención de terminar en pocos días, siempre en horario nocturno para evitar inconvenientes a la ciudadanía. Así lo indicó el concejal de Tráfico y Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca, quien subrayó que la semana próxima se completará el asfaltado definitivo.
El Ayuntamiento ha programado la recepción oficial de estas obras de emergencia para el viernes y se espera que la finalización de todos los detalles, incluyendo la eliminación de la señalización temporal, se complete la próxima semana. Esto coincide con la renovación de la capa de rodadura y las juntas de dilatación, enmarcadas dentro del Contrato de Conservación.
Durante el período de renovación, la arteria de Valladolid permaneció parcialmente abierta con un carril por sentido. Pese a los esfuerzos para minimizar los inconvenientes, los trabajos ocasionaron molestias a los usuarios debido a su importancia en el tráfico de la ciudad, que habitualmente recibe más de 40.000 vehículos diarios.
El alcalde, Jesús Julio Carnero, en su visita a las obras en febrero, reafirmó su compromiso con la mejora de la infraestructura, asegurando que el camino estará plenamente operativo hasta la soterración de la vía férrea, proyectando una vida útil de 50 años para la estructura tras los trabajos actuales.
Las mejoras no solo se centran en la durabilidad; se ha buscado incrementar notablemente la seguridad vial mediante un nuevo sistema de contención. Las actualizaciones buscan mitigar el envejecimiento natural del viaducto, objetivos que, aunque no iniciales, se han alcanzado con éxito gracias a las reforzadas defensas instaladas.
Además, las renovaciones han ampliado el viaducto unos 70 centímetros a cada lado, cumpliendo con normativas geométricas y de seguridad. Las antiguas defensas eran ineficaces contra el impacto vehicular, representando un riesgo considerable de caída hacia las vías del tren. Los elementos mejorados solventan estos peligros.
Los técnicos municipales y de Adif subrayaron las antiguas deficiencias, reconociendo el riesgo de desprendimientos por vibraciones y condiciones climáticas adversas. La consolidación de los bordes y las defensas es ahora una realidad que mejora la seguridad del viaducto. La ejecución veloz y eficaz de estas obras, iniciadas el 30 de mayo de 2024, se logró pese a enfrentarse a desafíos inesperados que incrementaron el presupuesto inicial.