La provincia de Segovia cuenta con casi medio centenar de pueblos que han logrado retener a sus vecinos nativos, un hecho destacado en el contexto actual de despoblación. Estos núcleos mantienen su residencia fundamentalmente con personas que nacieron en ellos. Por el contrario, los pueblos que no han favorecido el arraigo de sus habitantes originarios crecen gracias a la llegada de visitantes de otras regiones.

Segovia es el tercer territorio de la comunidad autónoma que más ha visto aumentar su población desde la pandemia. Motivos como el asentamiento de familias extranjeras y la retención de residentes natales explican esta tendencia. Según el último censo anual de población del INE, hay 43 municipios en los que más del 50% de las inscripciones se corresponden con habitantes nativos. Hasta municipios pequeños como Castroserracín, Alconada de Maderuelo o Cobos de Fuentidueña mantienen un fuerte arraigo.

Moral de Hornuez se encuentra en lo más alto de la clasificación, con el 71% de sus 39 empadronados siendo nativos. Sin embargo, hay pueblos que no han podido conservar su identidad vecinal originaria. Ituero y Lama, Marugán, La Lastrilla, Espirdo y otros tienen entre un 10% y un 17% de población nativa, en su mayoría ubicados en el alfoz de Segovia o escenario de promociones inmobiliarias.

La proporción desciende aún más en el caso de Fuente el Olmo de Fuentidueña, que ha podido retener a apenas un 7% de sus vecinos naturales. El 80% de sus habitantes son personas inmigrantes. Poblaciones cercanas a Segovia han atraído segovianos originarios de otros pueblos, mientras que otras localidades han experimentado un aumento de inscripciones gracias a habitantes procedentes de otras regiones del país.

por redaccion